Trump sigue apostando por el aislacionismo

Por: Guillermo Alvarado
A pesar de que se trató de un escape anunciado, no por ello deja de causar una gran incertidumbre la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado por las principales potencias mundiales con Irán, un instrumento que desde 2015 contribuyó a dar cierta estabilidad a la situación política en la región del Golfo.

Con la medida, que estuvo acompañada del habitual espectáculo bufo del presidente Donald Trump, la nación norteña acentúa su aislamiento del resto de la comunidad internacional y deja claro que las relaciones con la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de la ONU para nada constituyen una prioridad durante este gobierno.

En efecto, inútiles fueron los intentos de algunos supuestos aliados, entre ellos el Reino Unido, Francia y Alemania, para frenar un gesto que incrementa el riesgo de nuevos conflictos y desprecia el entendimiento entre países con diferentes modelos de gestión administrativa, política y social.

Y es que para Trump se ha convertido en una obsesión desmontar uno por uno todos los proyectos de su antecesor, Barack Obama, tanto en el interior como en materia de política exterior.

Así lo hizo con el Acuerdo Climático de París y el Tratado Transpacífico, como también con el programa de protección de inmigrantes que arribaron a Estados Unidos sin documentos cuando eran niños, el llamado DACA, y la reforma al sistema de salud para proveer de un seguro médico a millones de ciudadanos norteamericanos sin acceso a este recurso.

De momento solo Israel, aliado incondicional, Arabia Saudita, acompañante de ocasión, y otros pequeños estados aplaudieron a la Casa Blanca en su abandono del pacto nuclear y la restauración de sanciones contra Teherán.

La Unión Europea, si no por un estado de lucidez política, al menos si por la voluntad de apoyar a sus empresas que están haciendo buenos negocios con el país persa, aseguró por medio de la comisaria de Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, que se mantendrá en el acuerdo, si bien falta ver qué ocurrirá cuando sus intereses entren en curso de colisión con las sanciones de Washington.

Las transacciones del bloque del llamado Viejo Continente e Irán alcanzaron el año pasado un volumen nada despreciable de 21 mil millones de euros, la mayor parte repartidos entre Italia, con cuatro mil 500 millones; Francia, con tres mil 450 millones; Alemania, tres mil millones; y España con mil 670 millones.

El presidente Iraní, Hasan Rohani, dijo la víspera que su gobierno se mantendrá de momento dentro del acuerdo, si bien conversará con el resto de los firmantes. Pocas horas después el líder supremo, Alí Jamenei, subió el tono al expresar dudas sobre la voluntad de Londres, París y Berlín y exigió garantías sólidas sobre el destino del pacto, que ya recibió el apoyo de Rusia y China.

Complicado juego de política internacional, donde el presidente Trump sigue apostando por el aislacionismo como forma de ejecutar sus relaciones exteriores, al tiempo que estira peligrosamente un cordel que, de seguir así, pronto revelará sus puntos débiles por donde reventará, dejando al mundo a merced de nuevas crisis con pronóstico reservado.